La espiritualidad, como la flor,
debe mostrar simbólicamente la realidad,
cuidando de no quedarnos en los símbolos
y matar al Mesías.
El símbolo no es lo sagrado,
como no es sagrada la flor: lo sagrado
es la realidad que descubre.
Del libro "El Gran Desconocido" de Tony de Mello
domingo, 7 de enero de 2007
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