Esta no es una reflexión sobre el pensamiento de Einstein y aunque en lo profundo creo que la ciencia y lo cotidiano siempre tienen puntos de contacto no podría arriesgar nada en este sentido y ni sé si en este caso lo tengan.
Sobre lo que hablo ahora es sobre la relatividad de las cosas. Lo que resulta importante para uno es nada para otros. Lo que preocupa a otros resulta absolutamente manejable para algunos.
Hoy estamos y mañana no estamos reza una frase popular.
Y digo más Hoy estamos bien y luego no estamos bien.
Y digo más hoy se que quiero y mañana ya no lo sé
Hay un momento que la relatividad de las cosas es comprendida por nuestro corazón y empezamos una búsqueda de algo. No sabemos qué. Algo inmutable y permanente. Algo que trascienda el plano de esta relatividad.
La búsqueda siempre es previa a la razón porque no sabemos qué buscamos ni cómo ni donde lo encontraremos pero no tenemos más alternativa que buscar. Algo en nosotros, una angustia o vacío existencial casi siempre nos lleva sin opción.
El corazón gobierna ese infatigable peregrinaje en busca de una nada y sólo cuando la razón lo comprende alcanzamos la paz.
jueves, 6 de septiembre de 2007
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