Esta reflexión es más allá de la culpabilidad o la inocencia. Es acerca de la posibilidad. Ya no nos llama la atención que el horror sea posible. Y esto por momentos sólo ha comenzado. Una niña es abandonada en una estación con sólo tres años. Trata de lo mismo. La humanidad es abandonada en el medio de la nada o sedada cuando nos molesta.
Surgen emergentes cortidianos de lo enfermos que estamos pero siempre pensamos que son los otros. Qué hacemos entonces? Nada. Nos quedamos mirando en los televisores la repetición del despropósito. Hasta cuándo?
Que cada día sea una inspiración para el cambio. Para ver que se pueden hacer cosas y mitigar el daño.
Yo no sé qué hacer hoy pero sí estoy convencida de que empezar a creerlo es la única manera de poder llevarlo a la acción en un futuro.
Que no me muera creyendo que no he hecho nada. Quiero pensar que contribui, hasta donde pude, para que el mundo sea un poquito mejor.
Que la muerte sea para entonces un encuentro con un merecido descanso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario