sábado, 10 de marzo de 2007

El aprendizaje espiritual

Mientras el aprendizaje intelectual es por niveles el aprendizaje espiritual es por capas.

En el aprendizaje intelectual iniciamos el ascenso por una escalera que es simple de reconocer. Si tomáramos como ejemplo las matemáticas aprendemos en principio el número: su forma y nombre, luego su relación con los objetos, su ubicación respecto de otros números, su utilización en los cálculos hasta poder llegar a fórmulas matemáticas de las que tenemos el enunciado pero no el resultado.

El aprendizaje espiritual es descendente. Debe desprenderse de las palabras para querer entender lo que algún maestro pueda haber dicho y experimentarlo. Una vez que lo experimentas vuelves a releer el maestro y alcanzas a comprender lo que había querido decir la vez anterior y lo comprendes, entonces, de una manera diferente. Vuelves a experimentar y así en una espiral infinita que termina desprendiéndose completamente del conocimiento porque ya no lo necesita. Todo es experiencia. Y si volvieras, una vez allí, a retomar el texto, comprenderías que lo que dice es cierto pero aún así insuficiente. El aprendizaje espiritual profundo carece de la posibilidad de ser puesto en su totalidad en palabras.

Me encanta encontrar estas coincidencias con Buda. Despréndete de las palabras, dijo. Sabía de qué estaba hablando.

Hoy volví a releer el fragmento de Anselm Grun denominado La espiritualidad desde abajo. Cuando habla del párrafo:
La condición para experimentar la gracia de Dios es siempre el reconocimiento de la propia nada, del fracaso de todo voluntarismo en el tratamiento de las enfermedades del espíritu.

Es cierto que lo es en plano superficial y cualquier lector lo habrá comprendido seguramente sin equívocos en este sentido.

Lo que ha quedado disponible para unos pocos es la mención específica de Para experimentar a Dios. Es experimentar en sentido REAL. Estricto y profundo. Ocurre en tí y lo sabes !!! y lo comentas hasta el punto en que algún interesado pueda requerirlo pero sólo hasta la inflexión en que podría comenzar a pensar que estas perdiendo la razón. He podido ver que experimentar a Dios es permanente, simple. No se prenden luces, no se escuchan voces pero se advierte que detrás de cada acción de la vida está EL actuando. Cada fracaso provisorio es la razón de una acción que te favorece. Déjate guiar y El te conducirá. No te preocupes porque tu Padre que está en el Cielo sabe lo que necesitas.


Siguiendo a Anselm Grün, entonces, se experimenta a Dios en el fracaso cuando se lo busca. Está allí presente alcanzando soluciones todo el tiempo. Sólo que no todos las pueden ver.

Estáte atento y que SU presencia y solución no te pasen inadvertidas.

Cuando las Sagradas Escrituras hablan de su Amor Infinito, de eso se trata. La asistencia permanente que no siempre podemos ver de manera clara.




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