jueves, 17 de mayo de 2007

Solo puedo solucionar lo que soy capaz de ver

Muchas veces me pregunté por qué si tanta gente tenía razón no podía hacer los cambios. Hay una simpleza en los hechos que nuestra sofisticada mente no es capaz de concebir. Detrás de la realidad las capas que la sostienen no son tan evidentes.

Muchos de nosotros pensamos que no deberíamos haber tantos accidentes de tránsito y tenemos deseos genuinos de que no ocurran más y nos preguntamos por qué no hay más controles, por qué no hay leyes más estrictas, por qué no hay organismos que las hagan cumplir.

Pude ver, no sé cómo, que en realidad las respuestas a esas preguntas simplemente no acercan la solución. Ver es tomar distancia del problema de modo tal que casi se tratara de una película. Donde nunca estemos en riesgo. Nuestra interacción con el entorno nos hace imposible ver lo que debemos ver. Y otra vez Buda y el ego: sólo en la manera que me dejo de percibir puedo ver lo que es.

Qué debo hacer yo para arreglar…..? Sólo podré saberlo el día que pueda tomar distancia del problema. Si llegué a una respuesta que no lo arregla entonces: me estoy haciendo la pregunta equivocada o la respuesta, aunque parezca razonable, es incorrecta.

Como ejemplo vaya mi reflexión sobre el problema del tránsito en la Argentina. No es un problema de tránsito, es un problema humano. Cuando solucionemos el problema humano solucionaremos el problema del tránsito.

Esto luego me llevó a pensar si hay alguna acción en el mundo que exceda a algún problema humano. No quiero arriesgar aún una respuesta corriendo el riesgo de confundir. Quizá más adelante pueda deshilvanar otra porción de hilo…

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Guauuu!!! miles de veces pensé el tema del trásito (sé que no es el tema fundamental de tu comentario)pero como tantos otros problemas, creo que se solucionarían si cada uno de nosotros hiciera ni más, ni menos de lo que tiene el derecho y la obligación de hacer. Quiero decir: si la luz roja significa DETENERSE, es detener el auto, un día lunes al mediodía en el centro, lleno de gente, y también un domingo a la tarde, cuando no pasa ni el loro.
Si en la ruta hay que ir a 100 km/h como máximo, esa es la velocidad que yo y todos los que vamos por el mismo camino debemos respetar.
Es una cuestión de amor y respeto, hasta que no aprendamos a querernos realmente y a respetarnos, a nosostros y a todos los seres sintientes que nos rodean, no va a verse una cambio radical en este planeta.
Creo que falta un poco de sinceridad, y que todo lo que expresamos como deseo de mejorar, empecemos por hacerlo a pequeña escala, desde mí, y vos desde tí.

Nora dijo...

Gracias Carmen!

Esa es la idea. Probablemente mañana, en función de tu comentario amplíe el concepto con la rotura de la trama moral. Si no tomamos conciencia de esto no solucionaremos ninguno de los problemas que padecemos-
Bendiciones!

 
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