lunes, 28 de enero de 2008

Dios y la espiritualidad

Hada Saltarina hizo un comentario no hace mucho relacionado con que la gente no quiere escuchar hablar de Dios.

Yo comparto y veo que casi nadie tiene problemas de hablar de espiritualidad pero sí de Dios.

Lo que no me queda demasiado claro es si quienes hablan de espiritualidad en algún punto admiten la existencia de una Conciencia Cósmica más de allá de la existencia humana o analizan la espiritualidad restringida al marco de valores, ética e intereses por encima de frivolidad y el consumo.

La Fe no es un producto cognitivo, es el resultado de una experiencia humana profunda que no se puede expresar en palabras.

Quien se enamoró sabe de qué hablo al menos cuando refiero a que no puede ser expresada en palabras. Si quienes vivieron la experiencia de haberse enamorado hicieran el intento de ponerlo en palabras verían que ninguna alcanzaría a expresarlo con precisión.

Así se experimenta Dios para quienes lo afirman. Inevitable es también que lo nieguen quienes no hayan podido pasar por la experiencia.

Lamento solamente que quienes no lo hayan experimentado sí se sientan con la potestad de hacer un análisis crítico de uno sentimientos que no son capaces de experimentar.

Que Dios no pueda ser pensado significa que no puede ser cuestionado? Esto es lo que pregonan de alguna manera las religiones tradicionales. Lo escrito escrito está y casi no hay posibilidades de poner en duda lo dicho aún cuando algunos de los párrafos o libros parezcan escapar del sentido común.

A mí se me hace increíble el libro de Job. No tiene sentido que Dios ponga como víctima inocente a un hombre simplemente por disputar con el Demonio quien es más poderoso de ambos. Esto, desde mi perspectiva, sólo pudo haber surgido de la mente dolorida de alguien que trató de dar una respuesta a los aparentemente reales males de un inocente.

Creo que a Dios se le deben hacer todas las preguntas e inquietudes que nos mueven como ser humano. Cómo puedo hablar de un Dios bueno que permite la tragedia? Cómo puede ser pecaminoso el deseo y estar en nosotros como una impronta natural?

Creo que la razón y Dios son perfectamente compatibles y que las respuestas llegan en la medida que se quiere escuchar. Dios es otro. No es para mí el conocido Dios de las escrituras. Sólo en parte. Creo que hay cosas que son vigentes cosas que no. Pero que tienen algún sentido, que se me escapa, de que hayan sido como son hasta ahora. Esto no significa que no deban cambiar.

El Hombre no puede seguir perdurando en la alabanza a un Dios al que le teme. No tiene sentido. Cómo puedo amar a quien le temo? Debo amar a quien me ame, quien me resulta confiable. Quien pasa por mi experiencia de una manera concreta, palpable.

Lo que resultaría un despropósito es tratar de concebir a Dios como se concibe el resto de las cuestiones mundanas.

Podemos hablar de espiritualidad o de Dios. Para algunos no son lo mismo y lo comprendo. Para mí el primero es inevitablemente el camino para llegar al segundo.

La espiritualidad es el trabajo artesanal para llegar a la obra terminada.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Sí, la palabra espiritualidad parece mucho más fácil de asimilar que la palabra Dios que tantas ampollas levanta. Estoy más que de acuerdo con tu frase: “Lamento solamente que quienes no lo hayan experimentado sí se sientan con la potestad de hacer un análisis crítico de unos sentimientos que no son capaces de experimentar”. Tenemos esa tendencia a negar lo desconocido sin valorar a quien sí ha conocido determinados aspectos que pueden haberse escapado a otros. Yo no he estado nunca en el Himalaya, pero no me considero con fuerza moral para negar su existencia.
También escribes: “Creo que a Dios se le deben hacer todas las preguntas e inquietudes que nos mueven como ser humano”. Y es que hace tiempo considero que uno solamente puede dirigirse a Dios desde las más desnuda sinceridad; sin adornos, pues no son en absoluto precisos, sino que más bien dificultan el acercamiento.
Yo creo que existe una confusión con respecto a averiguar quién (o qué para algunos) es Dios. Y me parece que el error es considerarlo solamente humano. En una ocasión, en una oración desesperada, reproché a Dios el que no fuera humano, y sentí algo, una explicación rotunda: “También soy humano”. Es decir, es más que nosotros; uno de sus aspectos podría ser humano, pero no necesarimante su totalidad; y nosotros nos empeñamos en estudiarlo bajo una única: o es humano o es una energía física. ¿Y si resulta que es, incluso, mucho más que eso?

Nora dijo...

Hada Saltarina:
Buen día!
Tu "También soy humano" me mueve a publicar la frase del libro de Maestro Eckhart que compre ayer. Aún no lo comencé pero ya vale la pena publica esto. Va mi entrada, entonces.
Un saludo cordial!!
Pasión

 
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