lunes, 2 de abril de 2007

El buscador es lo buscado

Hace poco escribí sobre que se me había muerto la ansiedad. Y es verdad. Pero luego me di cuenta que mi cambio no había terminado allí, era más profundo aún... había dejado de buscar.

En determinado momento comencé a buscar. No sé qué pero ahora sé que lo encontré aunque tampoco pueda definirlo. Quizá es paz. Es no necesidad. Estoy bien y no cambia este sentir con lo que haga, con lo que me ocurra, con lo que deje de hacer.

Compraba varios libros juntos. Muchos terminaban en la mitad y encontrándose varios sin leer salía a buscar otros más. Hacía un taller, un seminario, pero sobre todo leía. Sabía que algo me faltaba aunque no supiera qué. Las pocas veces que releí algún libro observé que había pasado por alto tanta información en mi lectura anterior que me pregunté dónde había estado. Quien busca sabe de qué hablo.

Hoy he alcanzado un estado de felicidad tan peculiar que me pasan cosas extrañas. Ya no siento la necesidad de escribir este blog; y cuando lo hago tengo la sensación de que nada de lo que voy a exponer es nuevo, de que nada le aportaré a otro buscador, que esto que estoy por decir ya se conoce.

Reconozco que estas cosas descubiertas han sido nuevas e importantes para mí en algún momento pero las he incorporado de una manera tan profunda que siento que forman parte de una sabiduría general y he perdido la posibilidad de saber qué necesitas.

Habré perdido la capacidad de comprender? Y por otra parte... qué manera estupenda de vivir.

He estado recientemente en una librería y compré un libro que se titulaba "El buscador es lo buscado". Comparto lo que dice en su interior pero carezco de interés en su lectura. Como si nada nuevo me aportara. Como si su única razón haya sido obtener un diploma encuadernado de la cursada que acababa de terminar: El Buscador es lo buscado. Supe que allí algo había terminado. Qué sigue ahora? Dios dirá.

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