lunes, 21 de mayo de 2007

Y si muero hoy y veo a Dios?

La vorágine cotidiana es tan demandante que no nos da tiempo para la reflexión. Todo transcurre tan rápido que resulta inevitable creer que ya habrá tiempo para comenzar a hacer lo que creo que debo hacer, que en algún día ubicado en el futuro yo seré bueno, más amable con los otros, más amoroso con mis hijos, más paciente, mejor empleador o empleado.

Los diarios dan cuenta de cuántos mueren cada día y arriesgaría a creer que varios de ellos creyeron lo mismo: ya habrá tiempo para…

Cuando era chica yo ubicaba mis obras de salvación, lo que me garantizaría no ir al infierno, en algún lugar del cielo o del purgatorio. Algo absurdo pero la forma de vivir lo cotidiano pareciera confirmar que es lo que se les ocurre a muchos. Yo ya aprendí que es hoy, a cada instante.

Supongamos que hoy fuera el día que debo ir a ver a Dios.

Lo primero que se me ocurre pensar es que nada importaría de lo que compré u obtuve.

Después me puse a pensar que en realidad, sin tener en cuenta lo material, yo he tenido buenos pensamientos. Dios me preguntaría entonces:

- qué hiciste con todo eso bueno que pensaste?

Y me dí cuenta que seguramente tampoco alcanzaría para responder a sus expectativas. Pensé entonces que quizá lo que pudiera haber sentido sirviera para aquella instancia. Dios entonces me preguntaría:

- Qué hiciste con todo eso bueno que sentiste?

Y la verdad que no hice nada. Le diría que recién ahora estoy tratando porque sólo sobre el final me di cuenta de lo que debo hacer:

Buscar llegar a El

eligiendo lo correcto para mí, y
Siendo el mejor entorno para los demás.


Otra buena respuesta podría ser:

Cuando tuve que optar siempre elegí el Amor.

De todas maneras no te agendes estas porque las frases que Dios espera escuchar son las que brotan de cada corazón personal y, menester es decirlo, quizá resulten insuficientes. Aún llevadas a cabo en acciones resulten insuficientes. Este es un blog que te anima a pensar por tu cuenta diciéndote a qué reflexión llegué cuando pensé por la mía.


Si hoy fuera el caso de que me llame quizá esta conciencia de lo que debería haber sido sería insuficiente. Arriesgaría a creer, que en su infinito amor me dará más tiempo o me habrá perdonado.

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