martes, 5 de junio de 2007

Todo está dispuesto por Dios

Un día, al sur de los Himalayas, mientras el rey de toda la tierra se sentó en su corte, llegó un embajador de Persia y obsequió al rey con una hermosa espada labrada a mano. Mientras admiraba el trabajo hecho en la espada, el rey se cortó accidentalmente el extremo de su dedo pequeño.

Como el rey estaba sufriendo esta pérdida, el ministro de la corte dio un paso en dirección al trono. "Vuestra Real Alteza, no se lamente por la pérdida de la punta de su dedo, pues siempre todo está dispuesto por Dios". Al escuchar las palabras de su ministro el rey se enojó mucho y dijo: "Pienso que no puedes apreciar la pérdida de mi dedo porque es mi dedo el que se ha perdido y no el tuyo. Mejor sería que retiraras tu declaración, no sea que sufras la pérdida de más de un dedo". "Su Majestad, yo te hablo con la verdad
-contestó el ministro-. Todo está dispuesto por Dios. Tú puedes actuar como lo dicte tu conciencia".

El rey, con la mente agitada y su ira fuera de control, ordenó a sus soldados que arrestaran al ministro y que fuera conducido a prisión. Sucedió que el día establecido para la caza (era habitual que el ministro acompañara al rey), como aquél se encontraba en prisión, el rey marchó solo. Mientras estaba en el bosque de cacería, el rey fue atacado y capturado por una banda de caníbales salvajes. Luchando por su vida, el rey fue arrastrado al lugar donde se hacían los preparativos para el sacrificio humano; fue bañado con aceites sagrados y conducido al altar del sacrificio.

Momentos antes de ser matado, el alto sacerdote del sacrificio advirtió que le faltaba una punta del dedo. "Este hombre no es apto para ser sacrificado -dijo el sacerdote-. El extremo de su dedo está ausente y, por consiguiente, es inaceptable". Los caníbales llevaron al rey al bosque y allí lo dejaron libre. El rey recordó las palabras de su ministro. Al retornar al palacio, fue directamente a la prisión a ponerlo en libertad. "Tú dijiste la verdad -dijo el rey-. Si no hubiera tenido la punta de mi dedo cortada, hubiera sido apropiado para el sacrificio y comida para caníbales. Seguramente Dios dispuso salvar mi vida".

El rey continuó: "Pero no entiendo por qué Dios me permitió ponerte en prisión. ¿También fue dispuesto por Dios?". "Sí -contestó el ministro-, si no me hubieras puesto en prisión, yo hubiera sido tu compañero de cacería y me habrían capturado contigo. Puesto que mi cuerpo está completo y sano, yo hubiera sido sacrificado en tu lugar al establecer el sacerdote tu ineptitud".

No hay comentarios:

 
Free counter and web stats