lunes, 9 de julio de 2007

Variaciones sobre la muerte

Si creemos que la muerte no está signada por el hombre sino por Dios las muertes trágicas no deberían escapar a la ley.

Una situación de muerte a manos de un delincuente en la calle tuvo una sola elección: la del delincuente de haber sido el brazo ejecutor. La víctima iba a morir de cualquier manera, en ese instante y de un modo cruento. La razón de que así sea nos resulta esquiva pero razonable en un contexto mayor que el que está inserto. Alguna respuesta flota en el aire más allá de lo concreto.

Cuando la muerte es rápida pero a todas luces injusta me pregunto en función de quien se desarrolla: si de los que se fueron o de los que se quedaron.

Sería absurdo pensar que algo está librado al azar. La vida y la muerte deben obedecer a factores matemáticos y una característica específica de los lugares favorecen el nacimiento de los predestinados a nacer en determinado lugar.

Si alguien murió de una manera cruel y desgarradora en mi país se me ocurre que no habría nacido aquí si no hubiera sido posible ofrecerle en este lugar unas circunstancias dolorosas.

Se me hace necesario pensar las cosas a partir de Dios. No ya para encontrar las leyes bajo las cuáles El nos imaginara lo que sería infructuoso sino para encontrar una trascendencia de la vida incluso en el infortunio. Imaginar que algunas cosas simplemente fallaron me resulta poco creíble.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Coincido con la nota y me encanta haber llegado hasta aquí. Yo también ando buscando la superación,no para ser mejor que nadie sino para estar más cerca de mi verdad interior. Lidia.

Nora dijo...

Gracias Lidia por tu comentario y suerte en tu búsqueda!
Bediciones!
Pasión

 
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