jueves, 30 de agosto de 2007

Un intento infructuoso - Libro 5ta entrega

El...ahora qué? comenzó a desgranarse muchos años después de que formulara la pregunta. En el medio nació otro hijo y las demandas propias de los primeros años hicieron que el malestar quedara reducido a alguna queja doméstica o laboral. Pero sabía que iba a regresar por lo que ví conveniente comenzar un emprendimiento personal donde yo hacía de ejecutiva, gerente, empleada, y cadete. Yo lo resistía pero mi cuerpo no. Sentía que la cabeza me funcionaba pero un problema en las partes pudendas hizo literalmente imposible caminar o moverme. Hasta dormir que para mí resulta ser una actividad sencilla era imposible. Mi cuerpo estallaba. Yo sentía que tenía la cabeza fresca pero el cuerpo en llamas. No sé cómo puede ocurrir. Quizá esa otra que hay en mí me preservó antes de que la exigencia me tomara el corazón.

Luego de esto volví a estar vacía y recurrí a los estantes de las librerías como un sediento en Gobi. Reconocí mi síntoma en muchos libros, especialmente en el de Viktor Frankl. Coincidía con él en el diagnóstico pero no veía una resolución acabada de la terapéutica.

Por otro lado libros como el de Baal Shem Tov o el de Eileen Caddy me ponían alas en el alma.

Fue muy bueno poder mantener una visión correcta. Que se diera esto en la madurez creo que me permitió no confundir el cuadro. No atribuirlo a razones exógenas. Pero si estás en esta etapa, en este cuadro, sí que te entiendo y lo que siguen son los pasos que yo seguí no muy segura de que funcione siempre. Para quien no tiene nada al menos será algo.

En parte me salvó la lectura. Debido al entrenamiento de leer habitualmente no necesito recorrer demasiadas hojas para saber si va a ayudarme. No siempre claro. Pero el gasto de libros no constituía para mí una erogación exagerada así que la tomaba en reemplazo de una consulta psiquiátrica.

No todos resultaron de gran ayuda pero de no haber sido por los que escogí mal no hubiera acertado a escoger bien. Algunos libros fueron lisa y llanamente desechados a la cuarta o quinta hoja, otros me daban pistas para saber por donde seguir.

Seguramente cada uno debe organizar su propia pira de textos para elevarse de manera que los que menciono son una referencia personal y no una recomendación. Pero puedo acaso presumir que tu malestar se disipará con ellos? De ninguna manera. Estos encajaron bastante en mis fortalezas, gustos y debilidades y quizá algunos títulos sí vayan bien con una parte tuya pero no podría asegurarlo de todos modos.

Lo que es importante no perder de vista es que los libros alumbran sólo lo que está en tu interior.

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